Definir objetivos parece sencillo pero en realidad puede ser una trampa para nuestra vida. Normalmente nos encontramos con personas con objetivos sin ninguna relevancia y utilidad. La realidad es que no nos enseñan de pequeños cómo establecer objetivos que realmente nos hagan conseguir los resultados que queremos.

Los objetivos muchas veces son muy generales; otras, inalcanzables… y la mayoría de las veces no son motivantes. Para que un objetivo sea en realidad un poderoso aliado necesitamos que cumpla las siguientes características:

Cómo definir objetivos de manera correcta

  • ESPECIFICO. ¿Qué quieres o deseas concretamente? Cuanto más especifico seas en términos de experiencia, mejor. ¿Qué verás, oirás, sentirás, tocarás y olerás cuando lo hayas conseguido?
  • MEDIBLE. Si no se puede medir por una tercera persona de manera objetivo se convierte en un objetivo engañoso, ya que solo tú puedes medir de manera subjetiva su logro.
  • ALCANZABLE. ¿Podrías correr un maratón de 42 km en un plazo de cinco años? Con buena preparación seguro que sí.
  • REALISTA. ¿Podrías correr un maratón de 42 km en una semana? Si no estás en forma y no eres un corredor habitual te puedo garantizar que no lo conseguirás.
  • TIEMPO. Cualquier objetivo tiene que tener un plazo establecido para su logro. Si no es así, dejas su consecución al azar y en el futuro, eludiendo toda responsabilidad para conseguirlo.
  • POSITIVO. Tu mente no es capaz de entender afirmaciones negativas. Si dices “no quiero perder”, pensará solo en «perder», pero obviará el «no quiero». Si quieres ganar necesitarás especificar en modo positivo el objetivo: «quiero ganar». Recuerda, la mente entiende únicamente de manera positiva, no negativa.
  • DESAFIANTE. Un objetivo que no provoca en ti ningún tipo de emoción o reacción es como un cero a la izquierda, no tiene fuerza ni te exige nada de ti, con lo que no harás nada por lograrlo.
  • POR QUÉ. Definir con claridad las razones por las que es importante para ti el logro del objetivo es vital para motivarte a hacer lo necesario para lograrlo. Los motivos por conseguir algo son más fuertes que el objetivo en sí.

Ejemplos de objetivos mal definidos

  • Ser feliz
  • Mejorar profesionalmente
  • No tener problemas
  • No vivir mal
  • No perder lo que tengo
  • Encontrar trabajo
  • Ganar más dinero
  • Vivir tranquilo
  • Gustar a todo el mundo
  • Tener éxito
  • Conseguir lo que quiero
  • No sufrir
  • Tener lo que me merezco

Todos estos objetivos están mal definidos, por lo tanto los resultados conseguidos serán pobres y limitados. ¿Tienes objetivos en tu vida de este tipo?

Revisar los objetivos para que cumplan las características anteriores es fundamental para decirle a nuestro cerebro aquello que realmente tiene que crear en nuestra vida. Un objetivo bien definido podría ser el siguiente:

“Quiero correr la maratón con alegría y entusiasmo en un tiempo de 3:00 horas dentro de 12 meses porque quiero ser un ejemplo de superación para mis hijos. Para ello voy a entrenar cuatro días por semana, voy a unirme a un grupo de amantes del atletismo y voy a cuidar mi alimentación”.

Entre ambos objetivos las diferencias son enormes. Recuerda que definir los objetivos de manera correcta es el primer paso para poder llevarlos a cabo. Elaborar un DAFO o FODA personal puede ayudarte en esta tarea.